Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

Biblioteca

Conocida como la Escurialense o la Laurentina, la biblioteca fundada por Felipe II en el Monasterio del Escorial no sólo responde a una de las principales preocupaciones que tuvo el Rey a lo largo de su vida, la del coleccionismo y atesoramiento de libros, sino también a uno de los ideales fundamentales del humanismo.

La importancia otorgada a la Biblioteca está en la correlación con la que también dio Felipe II al Seminario y al Colegio a partir de 1579, todo ello inspirado por el espíritu de Trento; pero además se explica por el prestigio que ganaba la Corona con una Biblioteca Real que fuese el resumen de todos los saberes y la “reserva preciosa” de los códices originales.  

A pesar de que ha visto diezmada en varias ocasiones, la más grave de las cuales fue el incendio de 1671, se conservan en ella más de 400.000 textos, entre los que se encuentran una riquísima colección de manuscritos latinos, griegos, hebreos y árabes. 

La sala principal de la Biblioteca es “alegre, llena de majestad y de luz” pues tiene siete ventanas al Patio de los Reyes y cinco a la Lonja, 55 metros de largo y 10 de anchura. Deslumbra por la riqueza de sus estanterías y de sus pinturas al fresco, realizadas entre 1586 y 1592 por Pellegrino Tibaldi en su estilo manierista, tan evidentemente influido por Miguel Ángel. El amplio y complicado programa iconográfico, repleto de alusiones y protagonizado por sabios y personajes de la Antigüedad en su mayor parte, se debe al cronista de la fundación de El Escorial, Fray José de Sigüenza. 

Las monumentales estanterías dóricas fueron realizadas por José Flecha, Juan Senén y Martín de Gamboa según diseño de Juan de Herrera, y en ellas los libros están colocados con los cantos de las hacia fuera para que el papel respire. 

Las cinco mesas de mármol pardo a lo largo de la sala de época fundacional, mientras que la dos ochavadas de pórfido fueron realizadas por el marmolista Bartolomé Zumbigo, hacia 1660. Sobre ellas se explayaba una amplia colección de globos terráqueos y celestes, mapas, astrolabios, etc., que indicaban la condición de gabinete científico que tenía la Biblioteca. Como recuerdo de ello todavía se conservan en la sala una esfera armilar, construida por Antonio Santucci hacia 1582 según el sistema tolemaico, las esferas terrestre y celeste de Jean Blaeu de hacia 1660, y la piedra –imán que al parecer fue encontrada en las excavaciones para la cimentación del Monasterio. 

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