Palacio Real de Madrid

Salón del Trono

El Salón del Trono fue concebido como la pieza más importante de cuantas conformaban las habitaciones del rey Carlos III en el Palacio Real de Madrid.

También llamado Salón de Reinos o de Embajadores, este espacio es, actualmente, uno de los símbolos de la continuidad de la monarquía española. Además, atesora una de las mejores colecciones artísticas de Patrimonio Nacional: todos los elementos que lo decoran, destinados a cantar las glorias de los reyes de España, son obra de los mejores artistas nacionales e internacionales de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. 

Carlos III, primer rey que habitó el entonces denominado Palacio Real Nuevo, delegó la decoración de esta estancia en Felice Gazzola, quien concibió un conjunto ornamental de carácter italiano que quedó concluido en 1772. La bóveda, donde se representa El triunfo de la Monarquía Española, fue afrescada por el pintor veneciano Giambattista Tiepolo, mientras que los muros se cubrieron con terciopelo genovés bordado por Andrea Cotardi. En Nápoles se realizó el mobiliario, diseñado por Giovanni Battista Natali, tallado por Gennaro di Fiore, y compuesto por un excelente conjunto de doce consolas, doce marcos de espejos y un sillón del trono; estos elementos responden al barocchetto italiano, tan del gusto de Carlos de Borbón, quien hasta 1759 había sido rey de Nápoles y Sicilia. Las lunas los espejo, obra de la Real Fábrica de Vidrios y Cristales de La Granja, suponen todo un alarde técnico dada la dificultad que tenía la obtención de vidrios planos de tales dimensiones.

Como símbolo de continuidad dinástica, Carlos III ordenó colocar en esta estancia algunas de las esculturas más representativas de las colecciones de sus antepasados: es el caso de la serie de Los Planetas, de Jacques Jonghelinck, que había decorado la Pieza Ochavada en el Real Alcázar, o los leones de Matteo  Bonuccelli, provenientes del Salón de los Espejos del mismo edificio. A ello se sumaron los bronces adquiridos por Velázquez en Italia para Felipe IV, fundidos por Cesare Sebastiani y Giovanni Pietro del Duca, así como las alegorías de las cuatro virtudes cardinales, obras del siglo XVIII que representaban todo aquello que un rey necesitaba para ejercer el buen gobierno: Justicia, Prudencia, Fortaleza y Templanza.

Sobre la consolas encontramos bustos clásicos de la Colección Real, candelabros y relojes; entre estas últimas piezas sobresalen las producciones francesas del relojero François-Louis Godon y del broncista Pierre-Phlippe Thomire, quienes trabajaron respectivamente para los reyes Carlos IV y Fernando VII.

Sobre el tarimón se sitúa, actualmente, la pareja de tronos de los reyes de España, copias realizadas en el siglo XX del sillón del trono del rey Carlos III, cuyo escudo fue bordado en la década de 1990 en el paño que guarnece la caída del dosel.

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