Gabinete de Porcelana
Los orígenes de la Sala de Porcelana se remontan a la época de Felipe V, cuando Galuzzi y Bonavia realizaron el gabinete de la Reina Isabel de Farnesio, de cuya decoración sólo se conserva el espléndido pavimento de mármoles. Durante el reinado de Carlos III, la sala fue recubierta con paneles de porcelana esmaltados en colores vivos, fijados a un armazón de madera. La obra está firmada en uno de sus paneles por Giuseppe Gricci, y en la bóveda figura hasta cuatro veces el año de su conclusión, 1765.
En torno a los siete grandes espejos y a los otros cuatro de los ochavos se encuentra una rica decoración de chinerías dieciochescas, llenas de gracia y viveza, con figuras orientales, dragones, monos, frutos y diversos objetos, dispuestos entre una maraña de ramajes y cintas. De la bóveda, también de porcelana, pende una lámpara del mismo material que simula una palmera, con los brazos en forma de raíces, y un personaje chino agarrado a su eje, junto a un mono que le imita.
El trabajo en la bóveda se compaginó con el dorado y pintura de las ventanas, vidrieras y puertas de paso análogos a la decoración del gabinete, tarea desempeñada por Lorenzo Hurtado de Mendoza. Las seis sillas isabelinas lacadas con chinerías se inspiran en el modelo inglés Reina Ana. Esta obra serviría de inspiración para la estancia homónima del Palacio Real de Madrid, en un estilo más próximo al neoclásico que al rococó.