La imagen representa una vista de cielo nuboso y mar tranquilo, sin elementos que distraigan la atención de la naturaleza.
Los conocimientos técnicos del fotógrafo y su inquietud estética le llevaron a realizar exposiciones separadas de los planos de celaje y mar para evitar la diferencia lumínica entre ellos, y a combinar ambos negativos para que quedasen unidas por la línea del horizonte en el proceso de positivado. El resultado es una riqueza de contrastes entre espacios de claridad y penumbra, con los que consigue alcanzar el anhelado valor artístico.
Esta pionera intervención de laboratorio sobre una imagen de la naturaleza debe entenderse dentro del juego de influencias en aquel momento entre fotografía y pintura. La formación de Gustave Le Gray en el taller de Paul Delaroche explica que analizase con perspectiva pictórica tanto el mar en sus diferentes estados de quietud y bravura, como el cambiante de los cielos. Su manera de abordar la temática de marinas tuvo un claro influjo sobre figuras como Gustave Courbet, Claude Monet o Edgar Degas.
Textos: Reyes Utrera Gómez