Esta pintura flamenca es una de las más significativas y, sin duda, la más apreciada de entre las pinturas religiosas de la colección de Juana de Austria. Le fue regalada por el obispo de Cuenca y, según una nota al margen del inventario de la princesa de 1573, "es la que su alteza que haya gloria manda poner en el altar de su enterramiento".
Poco sabemos con certeza de su autor, Adriaen Isenbrandt. Nacido hacia 1490, falleció en Brujas en 1551. Perteneció a una generación posterior a la de Gerard David, artista que trabajó a finales del siglo XV y en cuyos modelos se inspira muy a menudo, así como en los de Hans Memling, Jan Gossaert o los manieristas de Amberes. Se especializó en obras destinadas sobre todo a la exportación, gozando de mucho favor en España.