El autor recurre a la acción de laboratorio en esta imagen, con la unión de diferentes tomas por la línea del horizonte. El espectador se queda con la confrontación del mar y el cielo amenazado de nubes e iluminado por los rayos del sol. El efecto luminoso se consigue al dirigir la cámara hacia el sol durante la toma.
Desde mediados del siglo XIX y como consecuencia de la nueva sensibilidad romántica, muchos autores mostraron interés por la meteorología. En este contexto, el pintor inglés John Constable es el claro antecedente de Le Gray en el estudio de las nubes.
También en esos años, pintores y fotógrafos de la escuela de Barbizon trabajaron en sintonía con el objetivo común de captar la naturaleza. Entre ellos estaba nuestro autor, que compartía con Camille Corot su predisposición a observarla con máxima atención a la luz. El magistral y efectista tratamiento que hace de ella en esta obra la imbuye de un efecto poético que impresionó y emocionó a sus contemporáneos, valiéndole el reconocimiento internacional.
Textos: Reyes Utrera Gómez