Esta marina, tomada en la costa normanda próxima a Le Havre en 1856, es una de las menos conocidas de la serie y, como la mayoría de ellas, de gran sencillez compositiva. Está concebida a base de líneas apaisadas y ubica la del horizonte por encima de la mitad, dándole prioridad al plano marino sobre el celaje ausente de nubes.
Destaca el bello efecto lumínico sobre la superficie del mar como elemento expresivo, y la arena que va degradando y convirtiendo en oscuridad los bordes del positivo. El pionero empleo flou, las apenas perceptibles siluetas humanas y el confín plagado de embarcaciones a vela dan a la imagen una apariencia artística que entronca con la obra de Caspar David Friedrich y la estética de los sublime en fascinación ante el esplendor con que Le Gray plasma los elementos de la naturaleza.
Textos: Reyes Utrera Gómez