La nave de la iglesia
Anónimo español
Descripción
En el centro de la composición se sitúa la nave de la Iglesia, cuya tripulación está formada por todos los santos y fundadores de órdenes religiosas, que son identificables mediante sus atributos, leyendas de las cartelas o indumentaria: franciscanos, jesuitas, agustinos o benedictinos, capitaneados por la figura del papa. El mar por donde navega muestra los dos lados opuestos: por un lado, aquellos que gozarían de la salvación, que podrían encontrar al fondo a la izquierda, en el puerto de la Salvación o “Portus Salutis”, donde espera Cristo, a orillas del agua, al inicio de una larga escalinata blanca, acompañado de los bienaventurados.
Sobre la escalinata, unas murallas y sobre ella, Dios Padre en un rompimiento de gloria. Al mismo nivel, hacia la derecha, el busto de la Virgen Dolorosa inserta en una estrella luminosa, alrededor de la cual pone “Stella Maris”; y en el ángulo superior derecho, la paloma del Espíritu Santo en una aureola mística de la que surgen rayos luminosos dirigidos hacia las naves. Por otro lado, el mar será el destino para los que caigan en manos del mal, y por ello, en el agua se representan demonios y monstruos marinos.
El mar está lleno de barcos, donde van las almas que van siendo rescatadas por la Iglesia. En las dos barcas de la derecha se podrían identificar algunos miembros de la Casa de Austria: en la de primer término, sólo con hombres, podrían estar en su popa: un anciano Carlos V, con la corona imperial y manto de brocado; Felipe II, con la corona real y manto rojo con cuello de armiño: y un joven Felipe III, vestido de blanco, con una inscripción que hace alusión a que estos personajes ayudan al mantenimiento de la iglesia.
Detrás una segunda barca, ocupada sólo por mujeres, entre las que se pueden identificar a la emperatriz María de Austria, vestida con toca de viuda y un libro de oraciones en la mano; a la infanta Isabel Clara Eugenia, con lechuguilla y alto copete en su tocado; y a sor Margarita de la Cruz, hija de la emperatriz, en la monja novicia que está de espaldas al espectador. Diversas cartelas en latín indican las acciones representadas.
La fuente de inspiración de este tema se encuentra en el libro de Génesis, donde aparece el relato que pudo inspirar su composición, el Arca de Noé. Y así fue durante la Edad Media, pero tras la celebración del Concilio de Trento, el mensaje adquiere otros rasgos iconográficos para adaptarse a la idea de una iglesia católica y triunfal, que cuenta con el apoyo y defensa de la monarquía, que está bien representada en esta composición con todos los personajes de la Casa de Austria arriba mencionados.
La atribución tradicional a un discípulo de El Bosco hoy no es sostenible, ya que es una consideración absolutamente anacrónica y no cuenta con ninguna base justificativa. Existen otras composiciones similares o muy parecidas, como la atribuida a Pantoja de la Cruz en la Casa Museo Lope de Vega.