Como en El rompeolas, Le Gray retrata el paraje costero próximo a Montpellier en La gran ola, icono de una época en la que los fotógrafos supieron vencer los desafíos del medio, logrando espectaculares resultados artísticos. El triunfo de Le Gray radica tanto en la captura instantánea del mar en movimiento y la pulcra unión de las diferentes tomas del mar y el cielo nuboso, como en conseguir tan exquisito resultado con la utilización del gran formato. No obstante, también hubo críticas a la manipulación de laboratorio.
Otro aspecto a destacar es la amplia variedad tonal. Le Gray fue el primero en experimentar con la técnica de los virados al oro, con la que conseguía una agradable tonalidad violácea, así como con innovadores procesos basados en la utilización de una solución de tiosulfato de sodio con sales de plata capaz de alcanzar gamas extraordinariamente suaves y más duraderas. Esta imagen trasciende al campo pictórico, siendo elemento fundamental para entender las marinas de Gustave Courbet.
Textos: Reyes Utrera Gómez