Aunque esta pintura se conserva en el Monasterio de las Descalzas Reales, reproduce en buena medida el modelo que Carducho utilizó para el altar mayor de la iglesia del Real Monasterio de la Encarnación, aún in situ. Luis Muño, en su descripción de este lugar de 1645, describe así la obra: "en ella... se adelantó a si mismo Vicencio Carducho Florentin, varon insigne, no solo en el pincel, sino en la pluma; mostro con ambas cosas cuán eminente fue en su arte, la Virgen hermosa, y grave, y la paloma sobre la cabeza; el Arcángel con capa de coro, y un ramo de azucenas en la mano; en la parte superior una gloria, donde al Eterno Padre acompañan multitud de Angeles alabando; porque envió su Verbo a vestirse de nuestra naturaleza".