Contexto histórico

  • Felipe V y la relojería inglesa

    Felipe V y la relojería inglesa

  • Fernando VI y los autómatas

    Fernando VI y los autómatas

  • Carlos III y la Escuela de relojería

    Carlos III y la Escuela de relojería

  • Carlos IV y su pasión relojera

    Carlos IV y su pasión relojera

  • Felipe V y la relojería inglesa


    Todos los relojes atesorados por los monarcas de la casa de Austria que se salvaron de los incendios que asolaron las residencias reales fueron heredados por Felipe V, primer monarca de la dinastía borbónica y sucesor de Carlos II. El nuevo rey demostró desde su llegada a España gran interés por los relojes y, en especial, por piezas inglesas. Los adquirió para su uso personal, para decorar sus palacios y residencias regias, y para entregar como regalo a príncipes, embajadores extranjeros y personal a su servicio.

    Las adquisiciones de este tipo de maquinaria en los primeros reinados del siglo XVIII fueron escasas porque Felipe V sufrió la Guerra de Sucesión y el incendio del Alcázar. Centró su vida en la construcción del Palacio de La Granja de San Ildefonso, lugar al que había pensado retirarse después de su abdicación, algo que la temprana muerte de su primogénito le impediría. Allí fue donde se concentraron los objetos artísticos que compró durante los últimos años de su reinado y allí fue donde reunió, por ejemplo, los objetos franceses heredados de su padre, el Gran Delfín de Francia.

    El monarca, a pesar de nacer y educarse en Francia, optó por la perfección técnica inglesa y seleccionó para decorar sus palacios y para distraer sus días, relojes fabricados en Inglaterra, principal escuela relojera del momento. Su relojero de cámara, que incluso le acompañó en el Trienio sevillano, fue el relojero inglés Thomas Hatton. Al final de su reinado, se instauraron las bases para la creación de una fábrica de relojería española a imitación de las europeas.